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Montevideo, Uruguay
Escribo desde siempre. Sin pretensiones intelectuales, ni locas vanidades de reconocimiento. Alentada por la persona que más amé en el mundo, a quien agradezco y humildemente dedico este blog... a mi madre.-

domingo, 13 de junio de 2010

SINDROME DE ESTOCOLMO



Véndame los ojos, no quiero ver tu rostro.-
Apenas con oír tu voz, yo me estremezco
y cada vez que vienes mis músculos se tensan.-
Ya conozco tus pasos, tus ruidos que se acercan
y aunque es algo siniestro, ya casi no te temo.-
Comeré lo que traigas, beberé sin mirar.-
Padezco de nostalgia de mi mundo normal
y de algún modo espero que vuelvas por acá.-
Se me mezclan los días, confundo lo que haces
y creo que me cuidas cuando se bien que traes
el arma poderosa que me puede matar.-
Quiero salir huyendo, quiero mi libertad,
quiero que me detengas si lograra escapar.-
Y mis horas abundan sólo para pensar
si a nadie le he hecho daño, a mí no me lo harás.-
Mi lógica se rinde y me largo a llorar
al verme encadenada y encima tú te vas.-

EL RAYO



-¡Manú, la comida está pronta!

Pero Manuel no venía.-
Salió temprano a caballo, a revisar alambrados y se pasó la mañana estirando el pensamiento más allá del horizonte, donde llegan los recuerdos.- Y como una rienda suelta, se le enroscó la memoria en los ojos de Eloísa y los recordó más negros.-

En el rancho, el aguacero se descolgó sobre el patio y en menos de dos minutos las macetas se llenaron.- Las ranas que estaban mudas, se entretenían croando y en el cielo opaco y blanco, un rumor largo y lejano.-

En ese mismo momento Manuel cayó de rodillas y en su mente sólo estaba la imagen de su Eloísa.- El recuerdo se escapaba, el dolor fue más intenso y en el fogón la comida todavía sigue hirviendo.-

jueves, 10 de junio de 2010

DELIRIO DE VELOCIDAD




Es cierto, yo no me detuve.- Mía es la culpa de haber acelerado, justo en bajada y de ojos cerrados.- ¿Qué hará usted conmigo? ¿Me pondrá un grillete para que no intente locuras de nuevo? ¿Acaso no entiende que no tengo frenos, que voy por la vida corriendo, corriendo?
¿No se da usted cuenta que ya no hay remedio que logre parar el impulso que llevo?
Si al menos dijera que tiene un placebo que mitigue en algo mi desasosiego.-
Seguiré corriendo buscando quién sabe, el muro más alto que pueda atajarme, pero mientras tanto, mientras dure el viaje, con todo el cabello volando en el viento, sentiré que el tiempo sobra por delante y no existe nadie que pueda atraparme.-

Usted no comprende por qué tengo prisa y acelero a fondo para verlo todo, no importan los golpes o algunos raspones, quien no tiene alas, tendrá revolcones.-
¿Acaso es locura excederse en algo? ¿Y sentirse libre está mal mirado?
No quiero ese ritmo de marcar el paso, prefiero caerme, volar en pedazos, que reabra la herida de anteriores tajos.-

Puede usted encerrarme con miles candados, sedarme y dormirme por un tiempo largo, igual en mis sueños seguiré rodando por las autopistas libres de mi estado, donde no hay carteles para andar despacio y sólo hay banquinas de pasto floreado.-

¿Gusta acompañarme o siente algo de miedo?
Comprenda que el viaje no tiene regreso, mas si lo tuviera, sería usted el primero que querría volverse a este mundo lento.-