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Montevideo, Uruguay
Escribo desde siempre. Sin pretensiones intelectuales, ni locas vanidades de reconocimiento. Alentada por la persona que más amé en el mundo, a quien agradezco y humildemente dedico este blog... a mi madre.-

miércoles, 30 de septiembre de 2009

LAS NOCHES DE SANTIAGO

Cayó la noche en el campo.-
Cayó en caída libre, sin paracaídas, estrellándose en el suelo, más azul que nunca.-
Y el golpe se sintió de lejos, tanto se escuchó que todo el pueblo fue prendiendo las luces para ver por las ventanas una noche estrellada.- Pero no vieron nada, sólo el río cual brillante zafiro, corriendo a lo loco a cambiar su vestido de mil lentejuelas.-
Al rato la noche quedó amoratada y fue doña Aurora que llegó temprano y la mandó con prisa a dormir a su casa.-
Sabiendo que pronto se caerá de nuevo, la noche siguiente se traerá un lucero y el campo y el río, el pueblo y el cielo, estarán pendientes en pleno desvelo para que la noche, envuelta en su velo, venga bien despacio y no caiga al suelo.-

viernes, 25 de septiembre de 2009

MONOGRAMA (La vida de un pañuelo)



El hombre que maneja el telar que me teje, pretende que yo sea un pañuelo cualquiera, pero eso es imposible. Mi dueña, la de ahora, me ha puesto en un tambor y con varios colores borda dos iniciales y una pequeña flor.-

Más tarde, perfumado y envuelto de regalo, yo recibí los besos de su joven amor. El me llevó guardado, doblado en el bolsillo, cerca del corazón.-

Cuando tomó coraje y fue a pedir su mano, fui yo quien le sequé la frente sudorosa y luego bajo lluvia de pétalos de rosa, cubrí el mullido apoyo de alianzas en su boda. Y más que un gran amigo, fui un pariente cercano, siempre estuve presente en su jurado amor.-

Al tiempo fui apretado en la sala de espera de la maternidad y no podré olvidar que fue en ese momento, que conocí la sal de la felicidad.-

Los años han pasado, mi dueño me ha guardado en el primer estante y al fin algo distante, me puse a descansar. Yo llevo encerradas entre mis cuatro esquinas, ternura candorosa, timidez, alegría y toda la dicha junta que se tiene en la vida, pero al pasar del tiempo me he vuelto más sensible y el brillo del bordado algo se disipó.-

Un día de repente, abren el viejo armario en busca del rosario, me ven y se dan cuenta que yo debo salir, porque quien me ha bordado se duerme para siempre y he de cubrir su rostro tan falto de rubor, con mis dos iniciales y mi pequeña flor.-

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