Era extravagante matarse en día de sol.
Sin embargo le hallaron, una tarde de verano con sus manos aferradas a un frasco de Dormodor.
Qué ironía su pelo recién lavado, el Bulgari en su muñeca que no deja de marchar.
Qué indecencia el perfume a Carolina y el teléfono que suena y nadie osa contestar.
De mañana, la vieron sobre cubierta con su anillo de diamantes y una copa de champagne; sin embargo no quiso probar bocado y en su escote había un morado que denotaba pasión.
A Sir Williams, le ha tomado por sorpresa que su novia rubia y bella tomara tal decisión, pues la muerte es una pobre rareza que no arranca una cabeza sin su autorización.
En el puerto, un muchacho que la adora bebe ron desde hace horas porque ella lo dejó.
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Ilustración - Lady Champagne - Silvia Crocicchi
Muerte, pobre rareza, ¡qué definición!
ResponderEliminar¿dejarlo por la muerte? ya no tiene arreglo, pero...¿cómo subsiste quien queda?
Muy bueno!!!!
Es así, Félix, sigue siendo una gran extraña en nuestras vidas y eventualmente, aprendemos a lidiar con ella sólo cuando amamos a alguien que se va.
ResponderEliminar¿Subsistir? Tal vez lo más insólito de la muerte es que se ensaña con los que quedamos vivos.
Gracias por tu visita.
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