Datos personales

Mi foto
Montevideo, Uruguay
Escribo desde siempre. Sin pretensiones intelectuales, ni locas vanidades de reconocimiento. Alentada por la persona que más amé en el mundo, a quien agradezco y humildemente dedico este blog... a mi madre.-

sábado, 19 de febrero de 2011

VUELO A RÍO




Abordamos el avión a las 16 hrs.
Era una tarde otoñal agradable donde el sol invita a entrecerrar los ojos y tal vez a dormitar en su tibio remanso, sin embargo el simple hecho de separarme de la tierra, siempre provocaba en mí la emoción que yo creía, sentirían los pájaros.
Por la ventanilla vi correr los arbustos. Las lejanas manos saludando, se hacían cada vez más pequeñas. Las casas, cuyas fachadas me eran familiares, regalaban otras perspectivas mostrando sus fondos, sus techos, sus íntimos patios.
Y todo disminuye ante mis ojos para advertir a otras escalas, mi ciudad amada. Su costa empolvada de arena, su enorme bahía y el cerro y luego un mar tan inmenso, que ya conocía de algún planisferio. Es seguro que los pájaros sienten ganas de llorar.
Al traspasar las algodonosas nubes rosadas, hubiera querido ser mejor persona pues era como tener el cielo bajo mis pies. Por alguna extraña razón, me sentía un poco ángel, un poco niña, un poco buena.
Un par de horas después, descendimos en Río de Janeiro y mi primer contacto con el funcionario de aduana, ya me provocaba una dicha interna similar a la alegría brasileña.
En las rúas atestadas de taxis, edificios y colores, la vida se vive a otro ritmo. Parece que nadie va en tren de paseo; todos corren, se agitan, todos bailan. Todos gesticulan, todo huele a frutas, a verdor y a playas.
Es casi imposible estar triste en Brasil. Incluso en las noches, cerca del hotel, bebiendo cerveza en un lindo café, un grupo de gente, blancos y mulatos, bailaban de a ratos un bonito axé.
Al fin la folía se hace general y todos cantamos sin saber cantar y vamos bailando la calle empedrada; al ritmo de samba se aprende a danzar.
Hoy la luna blanca se siente morena, la noche estrellada aquí brilla más y toda amargura se torna ambrosía, en tierra bendita por Iemanjá.
Otra vez me siento un ave; vuelo sobre o Redentor, por Bahía de Guanabara, por Floripa y Niteroi y me llevo las saudades danzando en mi interior.-

.

6 comentarios:

  1. Ali! mis saludos a Río! que buen vuelo...!
    y un grandísimo abrazo para ti! ML

    ResponderEliminar
  2. Ir allí es uno de mis sueños. Algún día lo conseguiré, por ahora, muchas gracias por hacerme volar un ratito, Ali, y aterrizar en Brasil contigo. Qué bien has expuesto la sensación de movimiento, de color y de alegría. Besazos, niña...

    ResponderEliminar
  3. María Luisa, no tengo palabras para disculparme por la demora en contestar.
    Espero te haya gustado este paseo por una ciudad tan hermosa como es Río de Janeiro.
    Un beso, amiga.

    ResponderEliminar
  4. Alba, el día que tengas oportunidad de viajar a Río de Janeiro, verás que lo que yo te cuento es poco. Se siente el paisaje en la sangre y con tal intensidad que es difícil que yo te lo pueda contar.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. ya fuí Ali! y dices verdades! si señora!!!

    ResponderEliminar
  6. ¿Cómo es posible que llegaras tan cerquita y no pasaras a visitarme?
    Pues bien, será en otra oportunidad, te estaré esperando.
    Un beso, Ali.

    ResponderEliminar