Datos personales

Mi foto
Montevideo, Uruguay
Escribo desde siempre. Sin pretensiones intelectuales, ni locas vanidades de reconocimiento. Alentada por la persona que más amé en el mundo, a quien agradezco y humildemente dedico este blog... a mi madre.-

jueves, 26 de junio de 2014

TIEMPO



Sigo pensando qué diré cuando te vea.
He ensayado discursos en voz alta que quedan en la nada.
Los argumentos se diluyen, quedan truncos, se resbalan
y la noche en vela pasa y llega la madrugada.
Bajo el agua de la ducha busco en vano las palabras
que van a la alcantarilla una vez son pronunciadas.
Seré clara: no hacen falta mil palabras.
Seré directa: ya no estoy enamorada.
Seré sincera: para tranquilizar mi alma.
Seré justa: el sí y el no pesan igual en la balanza.
Pero entonces, sonó el teléfono
y me pediste un tiempo…



*

3 comentarios:

  1. Creo que es bueno conceder tiempos, el agua no siempre envía lo que fue a la alcantarilla, después, en ocasiones pesa. Mucho vivir, mucho sufrir, perfecto.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Tiguaz, por tu comentario.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Ah! El teléfono. La inmediatez de la comunicación. Tanto tiempo meditando qué decir para luego tener que soltarlo en unos segundos, oír la réplica y no saber qué contestar...y sin ver el rostro de nuestro interlocutor, sus gestos, su expresión, esa parte tan importante del hecho comunicativo. A veces pienso que este invento solo sirve para dificultar la comunicación -de las cosas importantes-. En mi niñez oía a menudo decir: el teléfono, solo para dar recados o avisos. Las cosas importantes hay que hablarlas cara a cara (¿antigua sabiduría popular?). Perdona, Alicia, que me haya extendido en estas disquisiciones que a lo mejor no tienen nada que ver con la verdadera intención de tu escrito, pero me quedo con toda esa reflexión, la noche en vela, los discursos ensayados...todo dicho en pocas palabras y, como dices, sincera, directa, justa...Un placer, como siempre.

    ResponderEliminar